¡Hola a tod@s!
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Ayer tuvimos la última clase de Cocina para Principiantes de la temporada de verano, dedicada a uno de los platos más apetecidos: los postres. Durante la clase vimos diferentes recetas para realizar postres de forma sencilla, rápida y, más importante, que nos garanticen el éxito cuando tenemos invitados a cenar en casa.

Una de las características de los postres que aprendimos el día de ayer, es que, normalmente, todos los ingredientes los podemos comprar en el supermercado o en mercados locales, donde podremos encontrar productos frescos como las fresas, frambuesas, limas y las hierbas aromáticas,  como la menta o la albahaca, ingredientes que le dan un toque de frescura a nuestros postres.

Uno de los trucos que aprendimos fue saber diferenciar los tipos de leche y nata liquida, ya que estos pueden traer repercusiones a la hora de preparar un postre. Por ejemplo, la leche entera, al tener una cantidad alta de grasa, nos permitirá realizar las elaboraciones sin ninguna problema y con buen resultado. En el caso de la nata líquida, es importante saber si vamos a utilizar la nata para montar o para cocinar. Porque? Bueno, por que hay diferentes tipos de nata, que tienen un porcentaje diferente de materia grasa y esto va a traer consecuencias a la hora que hagamos la elaboración. Para montar necesitaremos una nata con un 35% M.G o superior. Mientras que la nata con un porcentaje inferior, es apta para cocinar.
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​Uno de los trucos que aprendimos fue saber diferenciar los tipos de leche y nata liquida, y cual es mejor según el tipo de postre que vayamos a preparar. Por ejemplo, la leche entera, al tener mayor cantidad  de grasa, nos permitirá realizar cremas pasteleras u otras preparaciones cremosas de cobertura sin ninguna problema y con buen resultado. En el caso de la nata líquida, es importante saber si vamos a utilizar la nata para montar o para cocinar. Porque? Bueno, porque  tenemos que fijarnos en el porcentaje de materia grasa: para montar necesitaremos una nata con un 35% M.G o superior. Mientras que la nata con un porcentaje inferior, es la adecuada  para cocinar.

​Elaboración:

- Separamos las yemas y las claras de los huevos. En un bol grande tamizamos la harina, la sal y el azúcar. Hacemos un hueco en el centro y echamos las yemas, la mantequilla o margarina derretida junto con la leche.
- Mezclamos con unas varillas, poco a poco, hasta conseguir una masa lisa y densa.
- Batimos las claras a punto de nieve y se lo incorporamos a la preparación anterior.
- Ponemos a calentar una sartén grande y antiadherente a fuego medio.
- Cuando la sartén este caliente, pero no en exceso, la engrasamos con un pincel y un poco de margarina.
- Con una cuchara echamos la masa para hacer las tortitas. Dejamos de 1 a 2 minutos hasta que la masa esté dorada, volteamos con una espátula y dejamos que se dore otro minuto.
- Repetimos la operación cuantas veces sea necesaria.
- El tamaño de las tortitas es a tú elección.
- Servimos las tortitas americanas con chocolate líquido, nata montada o mermelada.

¡Deliciosas!

Si quieres un auténtico desayuno americano puedes acompañar las tortitas americanas con beicon crujiente, huevos revueltos y jarabe de arce.

Te gustaría preparar un evento navideño único y diferente? ​

“COUS COUS” DE QUINOA Y BRÓCOLI CON TOFU
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Ingredientes para 4-6 personas
1 brócoli
1 parte de quinoa (½ taza por persona).
3 partes de agua o caldo de verduras.
1 placa de Tofu Duro
1/2 cebolla tierna pequeña
50 g de almendras saladas peladas y ligeramente picadas
4 cucharadas de zumo de limón
1/4 cucharadita de chile en polvo (opcional)
4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
Sal y pimienta negra recién molida

​Primero de todo lavaremos la quinoa poniéndola en un colador bajo el chorro del grifo e iremos enjuagándola y mezclándola con las manos, de este modo le quitaremos la primera capa que hace como una espuma, la saponina, que tiene propiedades no beneficiosas para la salud. También podemos tostar los granos en una sartén antes de cocerlos para darles un sabor a nuez y quitarle a la vez la saponina.

Para cocer la quinoa utilizaremos tres partes de agua o caldo por una parte degrano. Lo cocinaremos a fuego medio durante unos 15-20 minutos, o hasta que el grano se convierta en transparente y esté al dente (como con la pasta). El tiempo perfecto de cocción se alcanza cuando cada grano de quinoa ha doblado su volumen y ha liberado su germen blanco.

Mientras se cocina la quinoa, picar la cebolleta y dejarla en remojo con el zumo de limón para que pierda fuerza y no repita. A continuación, cortar con un cuchillo grande afilado las flores del brócoli, como si se quisiera hacer una juliana muy fina. Reservar los troncos más gruesos para otras preparaciones (cremas o salteados).

Poner agua abundante a hervir con mucha sal en una cazuela y escaldar el brócoli durante 3 minutos. Colar guardando el agua de cocción. Pasar el brócoli por agua fría, escurrir bien y reservar. Preparar la Quinoa usando líquido de cocción anterior. Una vez esté la Quinoa templada, mezclarlo con el Tofu cortado en dados pequeños (lo podemos saltear en salsa de soja), el brócoli y las almendras. Preparar una vinagreta con el zumo de limón, la cebolla, el aceite, sal, pimienta y el chile (si se quiere que pique un poco). Agitar bien y, justo en el momento de comer, añadir este aliño a la Quinoa, remover bien y servir.

Qué sería de la gastronomía de Francia, Italia o España sin el aroma y sabor de los quesos? Seguramente el panorama gastronómico de Europa sería algo bien diferente.
 
Este producto lácteo ha estado presente en nuestro platos por miles de años. Sin embargo, hasta el momento, nadie sabe a ciencia cierta, cómo o quién le dio vida a esta producto, varias teorías apuntan a que fue un error, algo que no estaba planeado. Unas de estas historias cuenta que, un pastor de Asia Menor guardó leche en un saco que había realizado con el estomago y tripas de un cordero, después de caminar bajo el sol por varias horas, el pastor abrió el saco y se encontró con que la leche se había solidificado.
 
Pero bueno, sea cual sea la verdadera historia, lo importante del cuento es que este producto fue y es de gran importancia para la gastronomía mundial.
 
Las grandes civilizaciones y la importancia del queso
 
El queso fue base de la alimentación de las grandes civilizaciones, ya que era una fuente de proteína que se obtenía de forma fácil y económica. Hay datos que afirman que los primeros quesos fueron elaborados en Mesopotamia en los años 6.000 - 7.000 a.c. Luego, tenemos a los Griegos, quienes nos heredaron el vino, el pan y el aceite de oliva, para ellos y según la mitología griega, fueron los dioses del Olimpo quienes le enseñaron a los humanos la forma correcta de elaborar los quesos. ¡No podemos olvidar a los Sumerios y a los Egipcios! El queso era tan importante en su vida, que se han encontrado pinturas en honor a este producto y a los dioses del ganado.
 
Finalmente llegamos a los Romanos, como muchas otras cosas, los Romanos conocieron el queso gracias a sus vecinos los Griegos. Sin embargo, ellos aportaron algo nuevo y ayudaron a que todos tuviéramos la oportunidad de degustar este producto. Pues si, los Romanos decidieron agregarle especias y otros condimentos a los quesos que producían, lo que les daba, sin duda alguna, un valor agregado y un sabor especial el cual los diferenciaba de otros. Además, los romanos se encargaron de repartir por el mundo que habían conquistado los saberes artesanales de este producto.
 
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Bibliografía:
 
Harold McGee – La cocina y los alimentos
Jean-Louis Flandrin. La historia de la alimentación
Universidad de Palermo. Historia del queso en la gastronomía