Sabias qué? ...

El lúpulo es el ingrediente que todos identificamos como el alma de la cerveza, el que modula su personalidad aromática y aporta el sabor amargo, siendo además el indispensable estabilizador y conservante.
Pero el uso del lúpulo es relativamente reciente (desde hace aproximadamente unos diez siglos) si lo comparamos con la larga vida de la cerveza, cuyo origen podemos situarlo entre 6000 y 10.000 años atrás, paralelo a la aparición del pan. Y es que otras plantas como la salvia, el romero silvestre o el mirto del pantano tienen también poder conservante y fueron usadas mucho antes que el lúpulo para elaborar cerveza1. Los antiguos egipcios, por ejemplo, elaboraban inicialmente su zythum fermentando el pan de trigo y, más adelante, malteando el grano de cebada, y le añadían azafrán, jengibre, comino, miel, canela, dátiles, etc., obteniendo diferentes colores y aromas.
De hecho, en la antigüedad cada cervecero usaba una mezcla propia de hierbas, especias, raíces, frutas, bayas y otros ingredientes que se denominaba gruit. En él, la Achilea o Milenrama (hierba del carpintero o flor de pluma), el mirto del pantano (Myrica gale) o el romero silvestre eran las plantas básicas, y se complementaban en muchos casos con té de labrador, enebro enano, salvia, regaliz, brezo, Artemisia vulgaris o hierba de San Juan, Artemisia absinthium o ajenjo, retama, beleño, mandrágora, cizaña, lavanda, azafrán, clavo, canela, anís… y multitud de otras plantas y árboles considerados sagrados o medicinales. Muchas de estas hierbas y componentes formaban parte del tradicional “botiquín” popular gracias a sus propiedades medicinales y su poder antiséptico.
Por otro lado, las proporciones exactas eran mantenidas en absoluto secreto y la mayoría de las veces se transmitían oralmente, de generación en generación. Cada cerveza tenía, pues, un aroma y un sabor únicos, e incluso se utilizaban mezclas especiales para cervezas de usos sagrados o ceremoniales. Los efectos de cada bebida eran también diferentes debido a las propiedades específicas de cada planta, a veces narcóticas, afrodisíacas, psicotrópicas o embriagadoras.
Si te ha interesado este artículo, quieres saber más sobre las cervezas y disfrutas con su degustación guiada, ven a nuestras catas!! Encuentra más información aquí
Por: Laura Gosalbo
Pero el uso del lúpulo es relativamente reciente (desde hace aproximadamente unos diez siglos) si lo comparamos con la larga vida de la cerveza, cuyo origen podemos situarlo entre 6000 y 10.000 años atrás, paralelo a la aparición del pan. Y es que otras plantas como la salvia, el romero silvestre o el mirto del pantano tienen también poder conservante y fueron usadas mucho antes que el lúpulo para elaborar cerveza1. Los antiguos egipcios, por ejemplo, elaboraban inicialmente su zythum fermentando el pan de trigo y, más adelante, malteando el grano de cebada, y le añadían azafrán, jengibre, comino, miel, canela, dátiles, etc., obteniendo diferentes colores y aromas.
De hecho, en la antigüedad cada cervecero usaba una mezcla propia de hierbas, especias, raíces, frutas, bayas y otros ingredientes que se denominaba gruit. En él, la Achilea o Milenrama (hierba del carpintero o flor de pluma), el mirto del pantano (Myrica gale) o el romero silvestre eran las plantas básicas, y se complementaban en muchos casos con té de labrador, enebro enano, salvia, regaliz, brezo, Artemisia vulgaris o hierba de San Juan, Artemisia absinthium o ajenjo, retama, beleño, mandrágora, cizaña, lavanda, azafrán, clavo, canela, anís… y multitud de otras plantas y árboles considerados sagrados o medicinales. Muchas de estas hierbas y componentes formaban parte del tradicional “botiquín” popular gracias a sus propiedades medicinales y su poder antiséptico.
Por otro lado, las proporciones exactas eran mantenidas en absoluto secreto y la mayoría de las veces se transmitían oralmente, de generación en generación. Cada cerveza tenía, pues, un aroma y un sabor únicos, e incluso se utilizaban mezclas especiales para cervezas de usos sagrados o ceremoniales. Los efectos de cada bebida eran también diferentes debido a las propiedades específicas de cada planta, a veces narcóticas, afrodisíacas, psicotrópicas o embriagadoras.
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Por: Laura Gosalbo